El Gordo Buena Buena

No hay partido de fútbol sin él. En cualquier potrero, cancha de papi, fútbol nueve o picado podremos encontrarlo. Un ojo ya adiestrado puede encontrar al Gordo Buena Buena con una sola mirada. Si usted no lo logra al primer vistazo no se preocupe, solo bastará quedarse unos minutos arrimado al alambrado para reconocerlo.

El Gordo Buena Buena no tiene una posición fija, por lo que podremos ubicarlo en diferentes variantes, con una leve inclinación a jugar en la defensa. El Gordo es, seamos sinceros, un jugador relativamente hábil. Pero insoportable. Si buceáramos en los recuerdos de este personaje nos encontraríamos con que probablemente en su niñez fuera un buen jugador, atlético, y hasta tal vez admirado por sus aledaños, brillo opacado en la adolescencia por una fuerte tendencia al sobrepeso. Y es aquella fama pasada la que le confiere al Gordo Buena Buena una seguridad y una postura a la hora de jugar difícilmente igualable.

“¡Bueeeena, bueeeeenaa!” acompañada de un par de aplausos, será su frase de cabecera, felicitándonos (tristes mortales pataduras) por un corte exitoso o un despeje claro. Por supuesto, desde su superioridad nos entregará su “buena, buena”, cual si fuéramos lobos marinos haciendo morisquetas recibiendo el pescado de premio. Alargará las “e” en forma directamente proporcional a la dificultad del movimiento en cuestión, y otorgará algún que otro “¡Buenísima!” a una jugada que casi casi llegue a su nivel. Cuestión difícil, claro.

Decíamos anteriormente que el Gordo Buena Buena se ubicaba preferentemente en la defensa, pero esto no quita que por momentos se vea iluminado por su pasado de crack, y se despliegue en el ataque fugaz por una punta, volviendo colorado y casi desmayado después de un pique largo. Todo Gordo Buena Buena sabrá regresar renqueando un poco tras un disparo fallido al arco, o poner cara de dolor al estilo “me cagué la gamba” para justificar sus ocasionales errores. Pedirá perdón al no pasarla para probar suerte con el guardameta, y gritará ofendido cuando no le llegue el esférico en una jugada clara. Por descontado, si el equipo ganara será gracias a su participación, si el resultado fuera adverso será por culpa de los errores ajenos.

El Gordo Buena Buena nunca entenderá que el partido de fútbol es sólo eso, un partido, un simple ejercicio lúdico sin más; seguirá impartiendo indicaciones, órdenes, puteadas y felicitaciones hasta el fin de los tiempos.

Yo, mientras tanto, sigo pegando patadas y pifiando balones, que ese es mi papel en la cancha. Y a mucha honra.


Comments

  1. eh encontrado en mis recuerdos a alguien con las caracteristicas del "gordo buena buena" pero mas alla de no poder opinar mucho (por no jugar al futbol) me han surgido viejos pero viejisimos recuerdos de aquellos partidos donde iba toda la familia una vez al año, a ver quienes se llevaban la tan gloriosa copa, "solteros vs. casados"! y aunque los casados generalmente eran los mas viejitos siempre le demostraban a los jovenes solteros que la experiencia valia mas… cada año se armaban diferentes los equipos, de una año a otro alguno se casaba, o divorciaba, y ya eran de bandos diferentes,(el q nunca cambio de bando fue le tio hugo! q con sus 45 años nunca se casó…¿?)q oyo obviamente iba a ver jugar a papi! y me gustaba ver al viejo TRANSPIRAR Y TRANSPIRAR, aunque jamas tocaba la pelota…

    y recuerdo muchos pajaros, muchas ovejas…. y recuerdo muchas cosas…

    gracias!!! simplemente gracias!!!

  2. Jajja GENIAL. Un saludo man! muy bueno esto, hace un mes que no juego ):

    * Y si todavia tenes el ojo más aguzado descubris de antemano el que la mueve más que el promedio. Por eso, desconfia de la modestia (como quien dice ¨más o menos¨ cuando le preguntan como juega) hasta que se compruebe que realmente, era modesto jugando.

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