Che, sabés que estuve leyendo así, un poquito por arriba las últimas cosas que escribí y la verdad es que me parecen una cagada. Pará pará pará, o sea, no digo que sean malos, pero no sé, ¿no lo sentís un poco monótono a esto últimamente? No, dejá, dejá, no me contestes mejor, no importa. No sé, deben ser como épocas ¿no, que le agarran a uno? Puede ser. O no. O es. O qué se yo. La cuestión es esa. Y obviamente, de paso me hago el boludo, robo otro, y descomprimo un toque el clima con esto, escribiendo así nomás. Pero en realidad no es así nomás.
(P.S.: estoy agregando todo el párrafo que aparece a continuación, que se me había ocurrido pero no salió al momento de escribir.)
Descomprimir, sí, quiero aflojar un poco el tono almidonado y serio que vengo trayendo. Es un poco como llegar a casa desde alguna gala importante, sacarse la camisa del pantalón y aflojar el nudo de la corbata, lanzar los zapatos a un rincón de una patada, rascarse la entrepierna y hasta tal vez largar eso que estuvo atorado toda la noche. No, no, es un poco como desabotonarse el pantalón después de una buena comilona, esa despresurización del estómago que respira finalmente de la opresión de la costura, ese instante, ese preciso instante en el que el botón se desliza por el ojal y la panza toda piel se libera y sentís como se va extendiendo a sus anchas, y le das una bocanada profunda al aire nuevo, respirando tranquilo. Sí, tal cual así.
(P.S.: tenía que estar sí o sí.)
Basta de divagar.
Ah, este es el post N°100. Pensaba hacer algo más pomposo y elegante para festejarlo, pero en fin, salió así, a las escupidas, un poco como el primero. Quién diría que llegaría. Nos vemos en el 1000.
Leave a Reply