“-Por supuesto, pero -y Lou Salomé apartó el brazo para situarse ante Breuer, dueña de sí, firme como un hombre- la palabra “obligación” me resulta opresiva. He reducido mis obligaciones a una sola: perpetuar mi libertad. El matrimonio y los compromisos que implica, los celos y la posesión, esclavizan el espíritu. Nunca ejercerán dominio sobre mí. Espero, doctor Breuer, que llegue el día en que hombres y mujeres no se vean tiranizados por sus recíprocas debilidades. -Se volvió con la misma seguridad con que había llegado.- Auf Wiedersehen.”
El día que Nietzsche lloró – Irvin D. Yalom
Comments
2 responses to “El día que Nietzsche lloró – Irvin D. Yalom”
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Tarde para mi…
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Mientras lo elijas, bienvenido sea.
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