Category: eduardo galeano
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Ventana sobre el miedo. Eduardo Galeano.
El hambre desayuna miedo. El miedo al silencio aturde las calles. El miedo amenaza. Si usted ama, tendrá SIDA.Si fuma, tendrá cancer.Si respira, tendrá contaminación.Si bebe, tendrá accidentes.Si come, tendrá colesterol.Si habla, tendrá desempleo.Si camina, tendrá violencia.Si piensa, tendrá angustia.Si duda, tendrá locura.Si siente, tendrá soledad.
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Delmira. Eduardo Galeano.
En esta pieza de alquiler fue citada por el hombre que había sido su marido; y queriendo tenerla, queriendo quedársela, él la amó y la mató y se mató. Publican los diarios uruguayos la foto del cuerpo que yace tumbado junto a la cama, Delmira abatida por dos tiros de revólver, desnuda como sus poemas,…
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El monstruo amigo mío. Eduardo Galeano.
Yo al principio no lo quería, porque creía que él iba a comerme un pie. Los monstruos son agarradores de mujeres, que se llevan a una mujer en cada hombro, y si son monstruos viejitos, se cansan y tiran a una de las mujeres en la cuneta del camino. Pero este que yo digo, el…
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Tamara vuela dos veces. Eduardo Galeano.
Hacia 1983, en Lima, alguien que voló dos veces. Tamara Arze, que desapareció al año y medio de edad, no fue a parar a manos militares. Está en un pueblo suburbano, en casa de la buena gente que la recogió cuando quedó tirada por ahí. A pedido de la madre, Las Abuelas de Plaza de…
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Pájaros prohibidos. Eduardo Galeano.
En 1976, en una cárcel llamada “Libertad”. Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido, ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros. Didaskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso por “tener ideas ideológicas”, recibe un domingo…
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Para la Cátedra de Historia. Eduardo Galeano.
Hace unos quince mil millones de años, según dicen los entendidos, un huevo incandescente estalló en medio de la nada y dio nacimiento a los cielos y a las estrellas y a los mundos. Hace unos cuatro mil o cuatro mil quinientos millones de años, año más, año menos, la primera célula bebió el caldo…
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La pequeña muerte. Eduardo Galeano.
No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porquenacer es una alegría que…
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Para inventar el mundo cada día. Eduardo Galeano.
Amares de la vida cotidiana, para inventar el mundo cada día. Charlamos, comemos, fumamos, caminamos, trabajamos juntos; maneras de hacer el amor sin entrarse, y los cuerpos se van llamando mientras viaja el día hacia la noche. Escuchamos el paso del último tren. Campanadas de la iglesia. Es medianoche. Nuestro trencito propio se desliza y…
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Las Hormigas. Eduardo Galeano.
Y una historia de no hace mucho, un ratito nomás… Tracey Hill era niña en un pueblo de Connecticut, y practicaba entretenimientos propios de su edad, como cualquier otro tierno angelito de Dios en el estado de Connecticut o en cualquier otro lugar de este planeta. Un día, junto a sus compañeritos de la escuela,…
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El Amor. Eduardo Galeano.
Una historia de un poquito después… pero que todavía es una historia del antes, del antes… En la selva amazónica, la primera mujer y el primer hombre se miraron con curiosidad.Era raro lo que tenían entre las piernas.– ¿Te han cortado?- preguntó el hombre.– No- dijo ella.- Siempre he sido así.Él la examinó de cerca.…
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Mujer que dice “Chau”. Eduardo Galeano.
Me llevo un paquete vacío y arrugado de cigarrillos Replubicana y una revista vieja que dejaste aquí. Me llevo los dos boletos últimos del ferrocarril. Me llevo una servilleta de papel con una cara mía que habías dibujado, de mi boca sale un globito con palabras, las palabras dicen cosas cómicas. También me llevo una…
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La Creación. Eduardo Galeano.
– Pero el Dios de la Biblia no es el único que vive en América. Hay otros. Desde aquellos… muy lejanos tiempos en que… La mujer y el hombre soñaron que Dios los estaba soñando. Dios los soñaba mientras cantaba y agitaba sus maracas, envuelto en humo de tabaco, y se sentía feliz y también…
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El Parto. Eduardo Galeano.
Tres días de parto y el hijo no salía. – ‘Ta tranca’o. El negrito ‘ta tranca’o” -dijo el hombre. Él venía de un rancho perdido en los campos y el médico fue, maletín en mano bajo el sol del mediodía el médico anduvo hacia la lejanía, hacia la soledad, donde todo parece cosa del jodido…
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Yo, mutilado capilar. Eduardo Galeano.
– Y… sigo por un… por una confesión científica. Los peluqueros me humillan cobrándome la mitad. Hace unos veinte años, el espejo delató los primeros claros bajo la melena encubridora y hoy me provoca estremecimientos de horror el luminoso reflejo de mi calva en vidrieras y ventanas y ventanillas. Cada pelo que pierdo, cada uno…
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Ventana sobre la palabra (II). Eduardo Galeano.
– Empiezo por un consejito: si usted va a escuchar estos andares, estos sentipensares… más vale que sea de noche. De noche los cuento, porque según dicen… En Haití, no se pueden contar cuentos durante el día. Quien cuenta de día, merece la desgracia: la montaña le arrojará una pedrada a la cabeza, su madre…
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Eduardo Galeano
Hace un tiempito atrás hablaba de como siempre envidié a los buenos cuentistas. En los comentarios, PE me recomendaba a Landrisina. Aún no hoy no tuve oportunidad de cruzarme con algo suyo, pero sí me he tropezado con algo espectacular, mágico. Conseguí una serie de cuentos de Eduardo Galeano, que no tiene desperdicio. Son cuentos…