« loqesangra
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Despierto y te pienso
Me duermo y te pienso
Cepillo mis dientes y te pienso
Me miro al espejo y te pienso
Lloro y te pienso
Río y te pienso
No doy más y
(aún así)
te pienso.
Argentina 🇦🇷❤️
Te pienso.
Ahora pensame
vos a mí.
No sé cuántas horas ya pasé, acá enfermito, hecho rata de laboratorio, caminando por mi casa ida y vuelta, yendo de la cama al living, con Charly, con Dire Straits. Las mismas palabras, las mismas canciones. El mismo encierro, las mismas tristezas.
Veo peleas donde hubo abrazos. Veo lágrimas donde hubo risas. Se hace cursi si repito, pero es así. ¿Y si se hace cursi, cuál hay? Es más, ¿qué cursi?
¿Dónde está la denuncia colectiva? ¿Qué nos pasó y en qué momento? Porque yo no sé. O sí sé. Sé que no se nada. Pero desde la nada se puede pensar en todo. Y así con solo eso, lo das vuelta. De eso se trata la frase. No podés saber que no sabés nada, porque ya estarías sabiendo algo. Suena obvio pero puesto escrito así toma otra fuerza, decime sino.
Es el poder de las palabras.
Las palabras pueden ser armas, malusadas por cualquiera. Hay que tener cuidado con los extremos. Ya lo sabemos, pero hay que repetirlo constantemente. Ningún extremo es bueno, ni para el cuerpo, ni para el alma, ni para el pensamiento, ni para el ser, ni para la comunidad.
Yo le digo sí a la libertad pero no a los extremos.
Fijate cómo una poesía puede terminar siendo política y te van llevando de acá para allá. Cuidado con el status quo objetivo y subjetivo; las cosas son de una manera y pueden ser de otra; las cosas las vemos de una manera y pueden ser de una tercera. No sabemos. Desarmemos las palabras, pero bien.
No es buscar mala intención, es asumir buena intención.
No es destruir, es construir.
No es desconfiar, es pensar.
No es lo que no funcionó, es lo nuevo.
No es cerrarse, es abrirse.
No Soy Yo.
Soy Vos.
El que sigue es: Me dijo El Licenciado que hiciera esto >>
<< Abierta la convocatoria (II) es el anterior