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Inconsistencia (Crónica de una gripe)



Publicado originalmente en noesporno.

Con un par de días desde la cama se llega a la conclusión de que. No, se llega a varias conclusiones, todas mezcladas, contradictorias y sin sentido. Por ejemplo que no hace falta mucho más para vivir que una cama y algún tipo de persona que nos quiera/aprecie lo suficiente como para no dejarnos morir (un sirviente también es útil) y cubrirnos las necesidades básicas. Entonces, tenemos la cama y nada más, desde ahí podemos comer, cagar, dormir, masturbar, todo lo básico y fundamental (de acá se puede concluir que el autor piensa que lo básico y fundamental es comer, cagar, dormir y masturbarse, por qué no), sólo con la cama se vive, como decía. A la cama se le puede agregar algún tipo de electrodoméstico que reproduzca material audiovisual, entonces, ahora sí, quién quiere levantarse, todo al alcance de la mano, agreguemos una biblioteca con dos o tres clásicos y voilá, o como se diga. Los más puritanos cuestionarán el calamitoso estado de higiene personal que podría conllevar una decisión semejante, pero a quién le importaría el aseo si la higiene, al fin y al cabo, es una cuestión social (las sábanas podrían tapar el vaho en caso de visitas) y en última instancia el sirviente podría ayudarnos al respecto.

Esa es una de tantas conclusiones, bastante pelotuda, puede ser, pero una al fin, un punto de partida, de ahí hasta el infinito, el mundo será tuyo hermano mío, reflexiones existenciales y teorías filosóficas de lo más profundas o estúpidas o revolucionarias o lo que quiera uno que sean, por ejemplo pensar que además de vivir postrado es posible también hacerlo en un estado de soledad total (exceptuando el sirviente, por supuesto). Entonces, de nuevo, se piensa que es eso lo único que importa (¿qué cosa?), que llegado el caso todo el mundo se muere y siempre se arrepiente de algo, siempre, y en este punto se repasan frases hechas de emblemas y próceres y boludos que dijeron boludeces que otros toman por verdades pero que sólo son verdades cuando uno las elige como tales, si se deja de elegir vuelven a su estado embrionario de boludeces, idioteces, estupideces, sandeces y tantas otras heces como diría el Julio.

Y por seguir ejemplificando, por seguir nomás, digamos que ante tal conjunto de reflexiones uno considera escribirlas todas, al menos resumidas, esas filosofías profundas creadas desde la cama, para que el mundo sea parte de tal revelación (¿cuál?), pero el hecho de escribirlas haría que te insertes de manera automática en el círculo de boludos, la raza de los boludos que escriben y que suenan a absolutos pero que sólo están divagando, aunque en realidad el problema no es de los que escriben, es de los que leen, o no, el problema no es de ninguno de los dos, el problema es la ambigüedad de las palabras, o ni siquiera hay un problema, de qué carajo estamos hablando. Entonces para qué los comentarios, si todas estas frases-boludeces-verdades se van a mal interpretar, es imposible que llegue a los ojos del que está leyendo como salen de la mente del que está escribiendo, pero alguien dijo que un post sin comentarios es una guachada (sic) así que no queda otra que dejar los comentarios habilitados (¿no queda otra?) y tal vez lleguen palabras de aliento como si uno estuviera mal, pero en realidad no se está mal, o sí se está mal y el subconsciente proyecta y esas cosas psicológicas y de nuevo frases hechas y verdades y boludeces, pero por favor, no palabras de aliento.

Entonces ya fuera de la cama (a menos que se posea una notebook, en ese caso es posible permanecer en ella) se llega a la conclusión de que nada de esto tuvo mucho sentido, de que tal vez se escribe porque simplemente haya ganas de escribir, o tal vez no importe realmente el sentido, o tal vez se esté pagando un host y haya que justificar la inversión, entonces (y es el último “entonces” que uso, lo prometo) la cuestión es que sí, se está llegando a algo definitivo y preciso, esta vez quizá sea la posta, el secreto de la existencia, la conclusión final, la que solucione nuestras vidas: la cuestión es que no hay cuestión (¡ja!), que nunca se llega a nada y que siempre falta algo y que nunca un texto como este va a tener mucho sentido cuando lo escribas sin saber bien lo que querés decir (y que otra vez se suena a absoluto, que inevitable), y que nunca se va a saber bien lo que se quiere decir, por eso vive y deja morir (Ian Fleming dixit) o cada cual hace de su culo una flor o demases frases vox pópuli. En fin, no nos rompamos las pelotas.


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