“Ciento cincuenta de mortadela” en 150 palabras

Siempre me hipnotizó la cortadora de fiambres. Cuando acompañaba a mi vieja a hacer las compras, el almacenero, después de escuchar el pedido, sacaba de la heladera mostrador el pedazo de carne correspondiente, cerraba la puerta con un sonoro ruido hermético y encendía la máquina. La cuchilla comenzaba a girar, veloz, siseando el aire y ansiando su presa muerta. Así comenzaba el ritual que me mantenía atento, ante el movimiento adiestrado del fiambrero pelando fetas, que recogía habilidosamente con una pinza y depositaba en la balanza. La máquina cortaba con una facilidad y fluidez que me atraía por horrible: imaginaba con qué facilidad podrían cortarme los dedos o un brazo o dejarme inválido con tan solo un movimiento. El momento de hipnotismo tétrico duraba no más de dos minutos. Como estos textos, Gordo. Filosos, fluídos, cortitos, inmovilizantes, hasta terroríficos. Y, después de su efecto, una vez que los masticás, deliciosos.

Al Gordo Casciari.

Ciento cincuenta de mortadela (I) por Hernán Casciari
Ciento cincuenta de mortadela (II) por Hernán Casciari

Comments

  1. Lady Heather Avatar
    Lady Heather

    Me pasaba lo mismo.

  2. No es la primera vez que escucho algo similar.

  3. Te extraaaño gay.

    je

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *