Porque he vuelto, traspasado por la sierra. De caminos caminados tiempo atrás, de infantiles risas olvidadas y fiebres, alucines. De gargantas rojizas, hinchadas de gritar (o de llorar) por una ausencia, mentira.
Reflexiones inconclusas, palabras sin sentido, discos escuchados y de estreno. De noches estrellas y miradas estrelladas; relojes de espacio, cuerpos inmóviles, patadas y rubias. De cigarrillos que no se apagan, alquitrán o muerte, de candelas en la noche moribunda y señales latentes.
Y nada. Nada que decir. Lo grave no sería el silencio, sino el vacío. Te clavo un par de palabras, las ato con unas comas y unos puntos y mirá qué lindo que queda. Pero detrás.
Se ven los hilos, mierda. Y cómo carajo taparlos.
(o cortarlos)
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