Hoy amaneciø eché japi. Acostumbrado al meo del vecino, el coronel MalDía Dìaz Digo escribió en el espejo:
PATRI SE FUE.
Y se rascó las bolas,
en el psiquiátrico,
y en el psiquiátri kure,
la reconcha de zu madre
que si no estabas loco;
si mandaron
a incorrectos
y equivocados
a la hoguera
a la muerte
penosa
a las muertes penosas, inocentes
—
Era una obra de teatro. Así empieza, así termina.
Scene 1 — “El espejo”
Un cuarto mugroso, paredes descascaradas. Una bombita de luz titila. Al centro, un espejo rajado. El Coronel Maldía Díaz Digo se mira. Un vecino golpea la pared del otro lado. Una enfermera fuma en la penumbra.
CORONEL (mirando el espejo, escupiendo):
Hoy amanecí japi.
El vecino meó de nuevo.
Yo escribo en el espejo:
(con el dedo manchado en ceniza)
PATRI SE FUE.
Y me rasco las bolas,
porque para eso quedó la vida:
para rascarse,
para esperar,
para insultar.
VECINO (desde fuera, gritando):
¡Callate, loco de mierda!
CORONEL (riéndose, contestando al espejo, no al vecino):
¿Loco yo?
En el psiquiátrico, en el “psiquiátri kure”,
la concha de tu madre
es el único remedio.
ENFERMERA (avanzando, seca, sin emoción):
Si no estabas loco antes,
ya lo mandaron.
Incorrectos.
Equivocados.
Todos a la hoguera.
Todos a la muerte penosa.
CORONEL (gritando, casi llorando):
¡Muertes penosas, inocentes!
(Silencio largo. El coronel respira pesado. Mira al público. Se encoje de hombros.)
CORONEL (sereno, resignado):
Era una obra de teatro.
Así empieza.
Así termina.
Oscuro.
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